viernes, 10 de junio de 2011

Tlacaélel


Tlacaélel ("el de corazón varonil"), sobrino del tlatoani Itzcóatl y hermano de Chimalpopoca y Motecuhzoma I Ilhuicamina, es probablemente el personaje más importante de la historia de los mexica, desde su cargo de segundo (cihuacoatl, "mujer serpiente") en la jerarquía del poder con los citados y, posiblemente, con Tízoc y Ahuítzotl.
En 1428, bajo el mandato de Itzcóatl, en plena construcción del imperio mexica, interviene en el pacto que establecerá la posterior división social entre "pipiltin"  y macehualtin ("gente del común"). Divididos los mexica entre los partidarios de la guerra de liberación contra Azcapotzalco y los que prefieren pactar, Tlacaélel ofreció entregarse a los partidarios de la paz como esclavo junto con sus seguidores si el combate se perdía, mientras que, si resultaban vencedores, el resultado sería justo el inverso. Convencido Itzcóatl y los principales jefes militares, la victoria en la guerra será el inicio de la división social en dos estamentos y la obtención de Tlacaélel de un amplio prestigio que le permitirá dominar altas cuotas de poder durante los gobiernos sucesivos.
Si bien parece que rechazó el cargo de tlatoani (soberano), desde su puesto de segundo en la jerarquía del poder instituyó profundos cambios que están en la base del posterior poderío mexica. Así, en el plano político, promovió la creación de un consejo de notables formado por cuatro miembros, llamados tlacohcálcatl, tlacatécatl, eznahuácatl y tlillancalqui, cuyos mandatos tendrían vigencia durante el gobierno del tlatoani. También es el autor del establecimiento del título de tiacahuan, utilizado para nominar a los destacados en el combate, y de otros cinco altos cargos más. Aunque en principio estos títulos aparecen ligados a la unidad social o territorial básica, el calpulli, más tarde se transformarán en cargos o títulos independientes, destinados a premiar los servicios a la comunidad y sin que en ningún caso sean hereditarios. El mismo Tlacaélel ocupó los cargos de atempanécatl tiacauh, tlacochcálcatl y, por último, cihuacóatl, ya en la cima de su poder.
En el plano económico, la expansión militar mexica procura anexionar grandes extensiones, que serán repartidas conforme al orden jerárquico y los méritos particulares contraídos durante la conquista. Así, descontadas las tierras del tlatoani y del cihuacóatl y las de los templos de cada calpulli, el resto se dividía entre los tiacahuan, jefes militares destacados, y los guerreros destacados en combate, bien que fueran gente del común.
No menos importantes son sus reformas religiosas, que alcanzarán a conformar la autoidentificación de los mexica como pueblo y configurarán todo un sistema político-religioso que estará en la base de la cultura mexica. Así, promueve la instauración del dios tribal mexica Huitzilopochtli como divinidad solar, exportando esta idea al resto de pueblos en contacto con los mexica. La importancia de éste concepto es central, por cuanto su culto requiere sacrificios humanos y, por tanto, la captura de víctimas mediante la guerra. Consideran los mexica que el Sol que rige sus vidas tiene una duración limitada y que su muerte, como sucedió con los otros cuatro soles anteriores, provocará grandes catástrofes. La única manera de aplacar la voluntad divina es ofrecer alimento a Huitzilopochtli, esto es, la sangre de los sacrificados, para lo que se emprenderán guerras de conquista con la triple misión de anexionar territorios, incrementar el comercio mediante la obtención bienes y materias y conseguir prisioneros para el sacrificio. Desde un punto de vista funcional, el culto a Huitzilopochtli está en la base del éxito militar mexica, siendo un rasgo fundamental de su identidad como pueblo. Así, se amplía el antiguo Templo Mayor de Tenochtitlan dedicado a Huitzilopochtli y Tláloc y, por inspiración de Tlacaélel, se borran los antiguos escritos que hacían referencia al humilde pasado mexica y se reescribe la historia haciéndolos emparentar con la esplendorosa cultura tolteca y otorgando a los propios mexica una base ideológica para justificar y fomentar la conquista de los pueblos vecinos.

Ce-ácatl Topiltzin Quetzalcoatl

Quetzalcoatl fue uno de los dioses mas complejos del Mexico prehispanico. Es un heroe que crea el mundo con el cuerpo de la madre tierra, es quien roba los huesos del reino de los muertos y los rocía con su sangre para darles vida a los seres humanos, es quien roba el maíz para darlo a los hombres. Es quien barre la tierra con viento para preparar la llegada de Tláloc, es la estrella de la mañana, compañero del sol en su lucha contra las fuerzas de la noche. Pero el dios Quetzalcoatl es tambien un hombre, un sacerdote que es llamado Ce-ácatl Topiltzin, concebido por su madre al tragarse una piedra preciosa. Durante su reinado enseñó a los toltecas los secretos escondidos del cielo y la tierra. Se decá que era hombre casto y lleno de virtudes. Pero su rival, el dios brujo Tezcaltlipoca, lo engañó y lo emborrachó, mató a sus seguidores y sembró la discordia. Ce-ácatl topiltzin, deshonrado, huyó hacia el norte desde donde prometió volver para recuperar lo suyo.

jueves, 9 de junio de 2011

Coatlicue, Huitzilopotchtli y Coyolxauhqui

Coatlicue, cuyo nombre significa "falda de serpientes," era la diosa terrestre de la vida y la muerte en la mitología Azteca. Coatlicue tenía una apariencia horrible. Era representada como una mujer usando una falda de serpientes y un collar de corazones que fueron arrancados de las víctimas.
También tenía garras alfiladas en sus manos y pies. Coatlicue era una diosa sedienta de sacrificios humanos. Su esposo era Mixcoatl, la serpiente de las nubes y dios de la persecución.
Huitzilopochtli, el principal dios mexica, señor del sol y de la guerra, tuvo 400 hermanos y una hermana que quisieron matarlo. Su madre, Coatlicue, la Madre Tierra, barría como penitencia el templo de la sierra de Tollan cuando una bola de plumas azules descendió flotando desde el cielo. Coatlicue, maravillada, la colocó en su regazo, donde desapareció de inmediato: Huitzilopochtli ya se gestaba en su vientre.
Al notar el embarazo de Coatlicue, sus 400 hijos mayores se sintieron deshonrados por ese niño sin padre y decidieron lavar la afrenta matando a su madre. Coyolxauhqui, la única hermana, los alentaba para que llevaran a cabo su plan cuanto antes.
Pero cuando los 401 hijos desalmados atacaron a su madre, Huitzilopochtli nació, ya adulto, vistió sus galas guerreras, tomó como hacha a la serpiente de fuego xiuhcoatl y enfrentó a sus hermanos. La mayoría pereció en el acto, víctima de su furia vengadora. Huitzilopochtli reservó un final especialmente cruento para su hermana Coyolxauhqui, principal instigadora del ataque.
El dios sol la descuartizó y esparció luego sus miembros por las laderas de las montañas, a excepción de la cabeza, que arrojó hacia el cielo. Y que se convirtió entonces en la luna, eterno satélite de su hermano, el sol.

viernes, 3 de junio de 2011

RAYOS ME SALÍ

Desde tiempos antiguos, los hombres hemos buscado las formas para seguir siendo una raza superior y estar por encima de todos los animales que habitan junto con nosotros.
Hubo alguna  vez quien penso y se preguntó a si mismo ¿por que hacemos tanto? ¿De que nos sirve viajar a otro estado mas rápido? ¿Que ventaja tiene esto?¿Para que hacemos todo lo que es inutil para otras especies?¿para que necesitamos la internet o una computadora?, antes solo se escribian libros y todos los leian y aprendian algunas cosas mas, ahora solo vienen y las buscan especificamente en determinada pagina de internet.¿Por que las guerras?¿Solo para obtener un pedazo de tierra mas? ¿Solo porque piensan que hay algo mas valioso ahi?¿Por que es tan valioso?¿Solo porque tienen miedo de que los demás se vuelvan mas poderosos?¿Por que me hago este tipo de preguntas que tal vez le parecerán inútiles al profesor que me calificara?¿Irá a pensar que estoy loco?¿Por que nuestra intranquilidad?¿Habra quien se haga las mismas preguntas?¿Tengo que buscar a esa persona?
Lamentablemente nunca encontró una respuesta a estas preguntas... tal vez nadie lo sabia, ni siquiera quien invento todo esto, o quienes mas lo usaban, puesto que hay quienes solo lo hacen por placer, otras personas ni siquiera sabian por que lo hacian, pues, al igual que la mayoria de los humanos, solo hacian las cosas por hacerlas, nadie sabe ciertamente la razon de lo que hace, tal vez sean solo inquietudes que tenemos muy adentro de nuestro ser. A decir vedad tenia ganas de escribir una historia como las muchas que cuento a cada dia a mis hermanitas o a mis compañeron en prepa, pero me pregunté el por que de las cosas que tenemos, y aunque no tenga cosa alguna que ver con el trabajo que tenemos o con el nombre de mi blog, pero pues ya que le puedo hacer, je, solo pienso en encontrar respuestas a esto, aunque no pueda vivir para contarlo, solo pensando en esto podre tener la mente tranquila.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El caballero aguila y el caballero tigre

La luna llena placidamente las inmensas y obscuras rocas del monte... Los bosques a lo lejos se esfuman con sus largas sombras. Canta el cenzontle; negras aves aleteando lentamente pasan ocultando a veces con fugitiva marcha el rostro redondo y blanco del astro nocturno.
Y allá en el fondo del valle silencioso y pálido, brillan los grandes lagos en cuya superficie de plata bruñida mirase la sombría silueta de la Gran Tenochtitlan.

De pronto unese al murmullo de la noche, vago y enorme, un canto tristísimo, doloroso, que vibraba en las soledades como un gemido de muerte. Súbitamente se apagó.
Por entre los matorrales una sombra gigantesca que avanzaba monstruosa al ras del suelo, se detuvo en el instante en que la voz doliente que cantaba se extinguía.
¿De quién era aquél acento melancólico? ¿De quién era la sombra gigantesca?
-¡Oh! Virgen de blanco huipilli, ¿por qué tan sola?...
Tu eres maravillosamente bella ¿cómo es posible que vagues en estos desiertos montes sola, sin temor a las fieras ni a los vagabundos espías enemigos de nuestro Gran Tecutli, el poderoso mexica?
Tu traje albo, tu belleza gentil y tu adorable juventud, me demuestran claramente que perteneces a las jóvenes doncellas de noble estirpe, que se educan para bien de la patria, en el sagrado Czlmecac, donde los sacerdotes del sol preparan el porvenir de la valiente raza Tenochca. Di encantadora doncella, ¿qué dios maligno te arrebato del sacro donde en este momento tus compañeras nubiles, hunden sus gallardas formas en el Czapan, la primorosa alberca de cristalinas aguas?...
Alto mancebo de noble porte, llevando el Cahuipilli gris sin mangas y cuyos brazos teñidos de negro de obsidiana, eran fuertes y hermosos, era el que hacía proyectar sobre malezas del monte la sombra larga y fantástica, y era el también que con ceremoniosas palabras y frases delicadamente escogidas, habiase dirigido a una mujer airosa y joven, vestida de primoroso huipilli blanco.
-¡Desdichado mancebo!, tres veces sea maldita la hora en que recibió el baño del bautismo: el sacerdote oráculo me aseguró que el hombre que encontraría en noche azul y blanca como esta, tendría que ser mi esposo... y no sabes quien soy, infeliz yaoquisque, de humilde raza! Pobre guerrero sin nobles padres, no gloriosas hazañas, que aún te enseñan el arte de los combates en el Teocalli, el colegio de los jóvenes plebeyos!... Yo soy la hija mayor de Moctezuma, pero tan infausta fue la suerte que para mi predijo el Augur-sacerdote en las solemnidades de mi nacimiento, que soy la única doncella de sacro Calmecac que vaga sola por los bosque en las noches de luna para encontrar el esposo que me puede dar la felicidad...Pero, ¡hay de mi y de ti!, no siendo tu educado con los principales mancebos de la casa sacerdotal, ni hijo de Teeuhtli, ni de señor noble laguno, tenemos que sucumbir en el sacrificio de la fiesta del sol, dentro de cuatro lunas...
aterrado escuchó el joven yaoquisque -guerrero humilde aún- las palabras de la misericordiosa doncella vagabunda, sujeta por el augur de su destino a abandonar el sagrado recinto del Calmecac insigne, para vagar por los montes, las noches en que pura y radiante y en su plena gloria de esplendor, la luna iluminase los campos, leguas y leguas fuera de Tenochtitlan.
Comprende el mancebo que su humilde origen no le permitía desposar libremente a la hija del Teculli con su regio Cacli de oro, el único que bebía el Octli blanco de los festines, en jícaras incrustadas de ópalos y perlas. Y, sin embargo, ¡oh terrible voluntad de los dioses!. Tenia que cumplirse su destino, desposándose con ella, aunque no pudiera nadie asistir al banquete familiar, ni dar con su propia mano en la boca de su esposo, el primer bocado que marcaban los divinos rituales de su región!
Por el contrario, abominada ella por el pueblo, por las doncellas del Calmecac, en que se había educado con tanto esmero; el befado, lapidado por sus compañeros los mancebos que se adiestraban para la guerra de los dioses y la patria, en el fuerte de Tepuchcalli, iría al templo de Quetzalcóatl una sola doncella...¡que afrenta!
Muchos instantes permanecieron absortos los infelices jóvenes, bajo el peso del cruel augurio de su destino, anonadados, sin intentar revelarse, mirando en sus imaginaciones torturadas por el dolor, el día fatal de su muerte sin gloria, ni provecho para la patria... ¡Desventurados!
Al fin el joven yaoquisque levantó su cabeza, tan solo adornada por una pluma de águila, y sacudiendo los brazos pintados de negro exclamó:
-Tloque Nahuaque, el alma universal que ve todo lo que pasa en el mundo, sabe bien, ¡oh! Desdichada hija del rey, que no tuve intención de verte en estos montes, aunque ya comprendo porque desde el día de nuestro nacimiento se unieron nuestros destinos: ¡porque te amo! ¡no puedo resistir!
-El único medio que hay para que puedas ser mi esposo sería que vencieras en un combate al primer caballero águila que hallases en este mismo campo... Pero para eso necesitas ser caballero tigre, todo un gran ocelotl...
-Pues bien, iré a la guerra del sur, combatiré con los feroces habitantes de las montañas ,haré prisioneros y llegaré a ser pronto un gran ocelotl... Y combatiré con el cuahuitl con el caballero águila.
-¿Cómo te llamas?
-Tlotzin, ¿y tu?
-Atotolzin. Toma las púas de maguey del sacrificio; no olvides que si te matan en la guerra yo al mismo tiempo moriré, prensa de horribles dolores... Que tu destino y el mío, ya son uno... El cuahuitl es el mal genio que nos persigue y que tú debes matar, adiéstrate en derramar sangre; has muchos cautivos para ofrecer sus corazones al dios Huitzilopochtli... Piensa en mi...
Rápidamente desapareció la doncella... Su huipilli blanco dejó tras de sí una estela de luz de nieve tan blanca como la del penacho del Popocatepetl, inmóvil y erguido allá en oriente...
Y el joven yaoquisque, hundiéndoselas puntas del maguey, sangradas, -bendecidas en el Teocalli para la penitencia- bañó su rostro de bronce en la sangre que brotaba de sus heridas.
Y al ofrendar su vida al porvenir de noble educada escapada por orden del Augur de su destino, del Colmecac, escuchó el tristísimo canto que vibraba tan melancólicamente en el monte solitario, a la luz de la luna.
¡Oh! Qué soberbios llegan los ejércitos victoriosos que vuelven del sur, después de haber dominado a los bravos y audaces guerreros de las sierras mixtecas.
Hay un frenesí indescriptible en las hordas populares al mirar que el convoy de prisioneros se prolonga en masa compacta por las calzadas y fuertes hacia la ciudad de Tlacopan...
¡Esta vez si que el sol, el Gran Tanatiuh esplendoroso, hará que el dios Penteotl, el buen dios del maíz, sea más propicio que en las épocas anteriores en que el hambre asoló al pueblo...
-Ahora con tantos millares de victimas, el cielo hará llover la felicidad... El mismo Moctezuma mostrará su júbilo paseando en los puentes sagrados delante de las multitudes. -Dijo alegremente un viejo mercader a un joven yaoquisque, que no había ido a la campaña.
-Y sabéis, señor, que el que más prisioneros hizo fue un compañero mío que vuelve convertido en Ocelotecutli, si señor, todo un caballero tigre que llega con más despojos y prisioneros que sus jefes...
Entran los noble vencedores a los patios del Calmecac de las vírgenes para que estas contemplen a los que les destinan los sacerdotes por esposos; sus esclavos y mancebos cargan tesoros y ofrendas, trofeos de caza y guerra.
Y las vírgenes vestidas con los blancos huipillis les contemplan, arrobadas ante la gallardía de los caballeros águilas, más nobles que los ocelotl.
Sólo un ocelotl de Techpulcati, de origen plebeyo, permaneció en una vasta sala al lado de sus trofeos y botín de guerra... Su humilde origen no le permitía pasar a los patios de los sacerdotes...
Meditaba cuando vio llegar a él a la virgen de su destino y sus amores.
Sin decir una palabra se contemplaron. Él orgulloso, le mostró sus presas bélicas... ella le respondió:
-Ve a vencer al Águila, antes que te desposes con la paloma.
Tlotzin salió; pero ya no debía volver nunca...
Cuentan los ancianos que la hija de Moctezuma oraba en el palacio de las Águilas, cuando súbitamente calló muerta.
En aquel triste monte se encontró el cadáver de Tlotzin, el caballero Tigre... Una paloma blanca cantaba todos las noches de luna llena, una canción fúnebre tristísima...